lunes, 24 de agosto de 2009

Los clavos del mal carácter


Esta es la historia de un joven que tenía muy mal carácter. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería clavar un clavo detrás de la puerta. Pronto la puerta se llenaba de clavos. Pero, a medida que aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta. Descubrió que podía controlar su genio, pues el clavar le hacia pensar sobre su mala actitud.

Llegó el día en que pudo controlar su carácter y ya no tenía razón de clavar. Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta. Era ciertamente un gran logro, pero su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: "has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma. Cada vez que tu pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como las que aquí ves. Tu puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero la herida permanece y el mal se propaga. Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física. Ahora hace falta trabajar mucho mas para que la puerta quede como nueva. Hay que reparar cada agujero y muy difícilmente lograrás que quede como nueva.

Autor desconocido

-------------------------------------------------------------------------------------------------

¿podría entrar en la cultura Zen, no? sería talvez algo útil..



5 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  2. Comentario 2.0

    Yo conozco uno similar:

    "Mi carácter impulsivo, me hacía reventar en cólera a la menor provocación. La mayor parte de las veces, después de uno de estos incidentes, me sentía avergonzado y me esforzaba por consolar a quien había dañado.

    Un día, un Psicólogo, quien me vio dando excusas después de una explosión de ira, me entregó un papel liso.
    Y entonces me dijo:

    ¡ESTRÚJALO!

    Asombrado, obedecí e hice una bola con el papel.

    Luego me dijo:
    Ahora déjalo como estaba antes.

    Por supuesto que no pude dejarlo como estaba.

    Por más que traté, el papel quedó lleno de arrugas.

    Entonces el psicólogo dijo:
    “El corazón de las personas es como ese papel. La impresión que dejas en ese corazón que lastimaste, será tan difícil de borrar como esas arrugas en el papel.”"

    PD: no le glamour a la historia el hecho de que sea un psicólogo el que diga esas palabras, podría haber sido un viejo sabio al mejor estilo yoda :P

    ResponderEliminar
  3. JAJA sos un sweet!
    xo no quita.. estas pasadooo.. jajaja
    viste q ahora si podes?

    ResponderEliminar
  4. jajaja toy pasado seee, pero mira el lado bueno... podría ser peor :)

    ResponderEliminar