viernes, 30 de octubre de 2009

::: Delirium Tremens :::





Y ya que me preguntas te diré que
sé lo que es tener catorce años y
estar muerto, lobo de mar anclado en la ciudad,
cansado de olvidar una mujer en cada puerto.
Impúdico animal sin pedigrí, adicto
al elixir del corazón de la botellas,
misógino aprendiz de seductor que canta
rock and roll para exigirle a las estellas: ojos
que aprendan a mirar, labios que quemen, sabios
que enseñen a besar, delirium tremens.
Hijos de la necesidad, lluvia de semen,
maltrátame por caridad, delirium tremens.
Y ya que insistes déjame añadir que
sé lo que es dormir desnudo, en cana y
esposado, a la intemperie de la multitud clavado
en una cruz con un ladrón a cada lado,
viajando del jamás al qué sé
yo, como un Indiana Jones por los suburbios de
la luna, conserje de la Torre de Babel rapsoda
de burdel que busca en todas y en ninguna ojos
que aprendan a mirar, labios que quemen, sabios
que enseñen a besar, delirium tremens.
Maltratame por caridad, lluvia de semen,
¿en qué otros brazos hallarás
delirum tremens? Telarañas en la ropa,
tigres en el balcón, alacranes en la boca
miedo en el corazón. ;aldito seas,
Satanás, quítate el antifaz, en
ese espejo no cabemos los dos. ojos que aprendan
a mirar, labios que quemen, hijos de la
necesidad delirium tremens. Sabios que
enseñen a besar, lluvia de semen,
¿en qué otros brazos hallarás
delirium tremens? Delirium tremens. Ya me
sé todos los cuentos, rechacé los
sacramentos, renegué del Viejo Bob.
Vagué por cientos de ciudades, me conocen
en los bares, pero no saben quién soy.
Hay un palacio en el infierno construido sobre el
fuego donde reina el rey de los que temen. Cae
rodando un niño por las escaleras del
delirium tremens. Un dos tremens Delirium
tremens.

Joaquín Sabina

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